jueves, 20 de septiembre de 2012

DEMOCRACIA EN PELIGRO

Son muchos los hechos que se han producido, en España, en estos últimos días que producen inquietud por nuestro futuro. Necesitamos unas reglas de juego mínimas que sean aceptadas por todos con la Constitución, que a todos acoge, como marco esencial de referencia. Nuestra convivencia democrática se ha visto gravenente alterada por el desafío nacionalista de Mas. La democracia necesita que las ideas de cada cual y sus proyectos personales puedan ser defendidos sin que los gobiernos nos impongan y controlen cada uno de nuestros actos. Cataluña no puede ser una isla, dentro de la España democrática, donde todos sean manejados a ritmo de cornetín. Nuestra sociedad  tiene problemas, graves problemas, que debemos afrontar entre todos. Aquí solo hay una nación, España, patria común e indivisible de todos los españoles. Cataluña es una parte importante de España, digan lo que digan, pase lo que pase. Los sistemas federales pueden servir a unir lo diverso, pero son desastrosos para romper naciones y estados. Requieren un poder central fuerte, con un estricto reparto de competencias. Para España, con tantos siglos de historia en común, no tiene demasiado fundamento. Los políticos pasan, sus ideas pueden pasar, pero los pueblos comprometidos en un destino común permanecen. Caminemos juntos hacia un futuro mejor, aunque encontremos piedras en el camino. Nuestros hijos y nietos bien merecen este esfuerzo.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

LIBERTAD, ¿PARA QUÉ?

Los ciudadanos, con frecuencia, ante las adversidades de la vida, nos abrazamos a una falsa seguridad. Esperamos que el papá Estado nos resuelva todos nuestros problemas. Caemos en nuestra propia trampa y podemos llegar a sacrificar nuestra libertad e iniciativa personal. En el relato bíblico, podemos leer que Esaú, hijo de Isaac, vendió sus derechos de primogénito por un  plato de lentejas. Cuando llegó del campo cansado tras su dura tarea, su hermano Jacob se disponía a comer un plato de lentejas. Tenía hambre y ofreció su primogenitura que era fundamental en aquella sociedad.  Jacob acepto y su madre se encargó que el acuerdo se cumpliera, pero esa es otra historia. En España, en la actualidad, estamos sufriendo las consecuencias de una mala gestión de gobiernos anteriores. El Gobierno de Rodríguez Zapatero, cegado por el poder que ostentaba, negó la existencia de una crisis económica que entonces comenzaba a mostrar su auténtico rostro. Compraba apoyos con dinero de todos. No nos dábamos cuenta que estábamos perdiendo libertad a chorros a manos de un político mediocre que no merecía la confianza que todavía le quedaba. No podemos escuchar, como Ulises, cantos de sirena, de quienes nos ofrecen libertad, cuando nos están cargando de cadenas. Los catalanes, en la conmemooración de una antigua derrota, pedían libertad pero se ofrecían para llevar el yugo y las cadenas de quienes les decían que alcanzarían el Paraíso si ofrecían sus vidas a los falsos ídolos del nacionalismo. Para qué la libertad. No sería necesario pensar. Ya lo harían por ellos los dirigentes nacionalistas. La libertad y la seguridad son demasiado valiosas para dejarlas en manos de unos políticos demasiado ávidos de poder. Todavía estamos a tiempo.