sábado, 27 de junio de 2015

FORMAS DE VIVIR

La vida es una asignatura que no nos enseñan en ninguna universidad ni en ningún colegio. Vamos adquiriendo una serie de conocimientos que nos deben servir a lo largo de nuestra vida. No es ese el tema de éste artículo. Desde que nacemos, vamos descubriendo nuestro entorno, con estímulos visuales y sonoros que llaman nuestra atención. Somos unos seres grupales que aunque a veces nos dejamos llevar por el individualismo, tenemos tendencia a agruparnos para así alcanzar diferentes fines como sociales, laborales, religiosos o deportivos. A lo largo de los años, no solo crecemos físicamente, sino que vamos madurando y formando nuestra propia personalidad. Somos seres sociales y aceptamos voluntariamente una serie de reglas vigentes en cada una de las actividades. Saber vivir supone conocernos y fomentar valores positivos al servicio de los demás. Supone también aprender de nuestros errores y levantarnos si nos caemos. No sirve de nada dejarnos caer en un pesimismo estéril, ni en la indiferencia. Nada de lo que es humano nos puede ser ajeno. En ocasiones, se producen sucesos que nos afectan, pero no podemos controlar. Es importante que sepamos tener la reacción más adecuada para no empeorar la situación. La vida, tarde o temprano, nos dará el fruto de nuestras obras. Tener unos principios morales y éticos es muy importante, pero no podemos imponerlos a los demás. Nuestro amor, respeto y solidaridad con los necesitados debe ser el mejor ejemplo de quienes creemos en un Dios que entregó a su propio Hijo, que llegó a morir por nosotros colgado de una cruz.