domingo, 17 de julio de 2016

18 DE JULIO DE 1936, 80 AÑOS DESPUÉS


Emilio Mola, el Director.
UNA DURA LECCIÓN QUE NO PODEMOS IGNORAR
     El cruel enfrentamiento civil y militar que comenzó hace 80 años es una dura lección que hemos querido olvidar. Cerca de un millón de muertos, muchos de ellos asesinados sin causa alguna. Enfrentamiento entre hermanos donde la delación por causa de disputas personales se produjo con demasiada frecuencia. Es muy triste indagar sobre aquellos terribles sucesos que tuvieron causa y efecto en una división social que la República fomentó por sus errores. El 14 de abril de 1931 tuvieron lugar unas elecciones municipales cuyo recuento fue interrumpido por un  golpe revolucionario que  tuvo como consecuencia la proclamación de la República. La monarquía de Alfonso XIII había colapsado aunque la dictadura de Miguel Primo de Rivera tuvo aspectos positivos como el final de la Guerra de África y una situación social que empeoraría después. No hubo referéndums ni consultas a un pueblo que fue presa fácil de los agitadores. Una Constitución impuesta cuando todavía no existía el voto femenino favoreció a unos en perjuicio de los demás a quienes privó de sus derechos. Los valores republicanos nunca aparecieron. Y hubo elecciones que una vez ganaron las derechas y otra las izquierdas. El bando perdedor no acepta el resultado y hay enfrentamientos y persecuciones. 80 años después, España sigue dividida entre derechas e izquierdas. Tenemos un rey y ha habido elecciones que han ganado las derechas. La intolerancia de las izquierdas y la bisoñez de alguno de los nuevos actores ha producido un bloqueo político al que la democracia no da una solución. El PSOE, fracturado internamente, es incapaz de dar una respuesta que España necesita. Ni Pedro Sánchez ni Albert Rivera son los hombres de Estado que esta gran nación necesita para hacer frente a las necesidades actuales. La España de 2016 nada tiene que ver con la sociedad y los problemas de hace 80 años pero los políticos de entonces, con sus aciertos y errores fueron mejores que los actuales, presos de sus intereses. Cambiando la Historia no es como se aprende sino aprovechando sus lecciones. Que sepamos convivir en paz es mi deseo y mi esperanza.

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