domingo, 21 de abril de 2013

ESPAÑA, DIVIDIDA

En el úlltimo siglo, España ha pasado momentos difíciles, situaciones de enfrentamientos que nos llevaron a una guerra entre hermanos tan sangrienta como inútil. España vivió los mejores momentos de su Historia cuando supo tener objetivos comunes. Allí estaban castellanos y navarros, vascos y aragoneses, que acudían a la llamada. Ahora, en medio de una gigantesca crisis económica, social y política que estamos padeciendo, mezquinos intereses aparecen sacando lo peor de personas a quienes compatriotas nuestros han dado su confianza. No es momento de duelos a garrotazos ni de fusilamientos al amanecer. La falta de liderazgo y de propuestas innovadoras está reduciendo el apoyo al Partido Socialista exObrero exEspañol y al Partido Popular. No es buena noticia la subida de grupos antisistema o que, a falta de mejor mensaje, se apuntan a lo que sea obviando el interés general de los ciudadanos. El retorno de la sopa de letras que tuvimos en la Transición es una mala noticia. El PSOE, amortizado Rubalcaba, que ha tenido un monumental fracaso a la hora de realizar una oposición constructiva y eficaz, es un nido de avispas donde pueden llegar los enfrentamientos personales más descarnados. El Partido Popular recibió el mandato electoral de levantar un país sumido en la ruina no sólo, ni principalmente, económica sino también moral. Demasiados titubeos y dudas para tomar algunas decisiones necesarias, aunque dolorosas, que no han sabido explicar. Es absolutamente necesario que volvamos a confiar en las instituciones democráticas y en las personas que las encarnan. Queremos saber quienes somos y a donde vamos. Necesitamos unos objetivos comunes que todos podamos compartir. Que nadie sea discriminado por ser rojo, azul o blanco ni perseguido por hablar nuestro idioma común. Es momento de superar divisiones y de aportar soluciones. Es la hora de la verdad.