miércoles, 27 de abril de 2011

BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II


"NO TENGAIS MIEDO. ABRID LAS PUERTAS A CRISTO"
Estas palabras que nos dejó son una acertada síntesis del pontificado de Juan Pablo II, que será elevado a los altares el próximo domingo, día de la "divina misericordia". La ceremonia se celebrará en la plaza de San Pedro de Roma. Se atribuye al nuevo beato la curación por su intercesión de sor Marie Simon-Pierre, una religiosa francesa de 44 años que padecía de mal de Parkinson. Esta enfermedad también sufrió Karol Wojtyla. La monja tuvo que dejar su trabajo en la sección de maternidad de un hospital de Arles. Sin que se haya encontrado alguna explicación, en juno de 2005, la enferma tuvo una sensible mejoría después de que las hermanas con las que convivía rezaran a Juan Pablo II, que había fallecido dos meses antes, pidiendo su ayuda e intercesión.
La labor realizada por este atleta de la fe durante su pontificado es enorme. Realizó 104 viajes pastorales al extranjero y 146 por el interior de Italia. Cinco veces estuvo en España. Su fecunda labor pastoral ha quedado reflejada en sus libros y encíclicas, además de numerosos documentos.

Jesús María Úriz


domingo, 24 de abril de 2011

ES LA PASCUA DEL SEÑOR


RESUCITÓ. ¡¡ALELUYA!!

Cristo ha resucitado. Es el Día del Señor. Ésta es la gran noticia en este día de Pascua y la más importante en la historia de la humanidad. Es la buena nueva que hoy proclamamos en el Evangelio. Debemos vivir estos momentos con fe, esperanza y confianza en Jesús. Nuestra vida cristiana tiene que consistir en creer en Jesucristo Muerto y Resucitado y asumir plenamente los compromisos que supone. No podemos vivir ajenos a esta realidad. Tenemos que dar testimonio de palabra y con nuestras obras de esta fe que profesamos y que debe, como hizo a los apóstoles, marcar nuestras vidas. Nuestro encuentro con Cristo es un compromiso  a la vez personal y colectivo como creyentes. La participación en los sacramentos es una forma adecuada de estar más unidos a Cristo que nos va guiando cada día en nuesto camino. Es el momento de la renovación espiritual, de dar un nuevo sentido a nuestras vidas, de estar más cerca de los que sufren, de consolar a los afligidos. Es la Pascua del Señor.
Jesús María Úriz

viernes, 22 de abril de 2011

CRISTO HA MUERTO


VIERNES SANTO EN LA PASION DEL SEÑOR
Cristo ha muerto. Conmovidos por la noticia, no entendemos los designios divinos. Quien había dado un mensaje de amor y reconciliación en una sociedad enfrentada ha muerto víctima de una conspiración urdida por sus enemigos. La celebración de este día es de una gran austeridad.
Comienza con el rito de entrada. Los ministros entran en silencio. No hay cánticos. Sus ornamentos son de rojo, el color del martirio. Se postran en el suelo, mientras los feligreses se arrodillan. Estalla el silencio en la tarde del Viernes Santo. A continuación, se dice la oración del día.
Corta el silencio la voz del lector que proclama la primera lectura, de Isaías.  Hay un impresionante realismo en esta profecía hecha 800 años antes de Cristo. Varias veces la he proclamado en la iglesia de mi parroquia y me sigue emocionando cada vez que la leo. Una lágrima pugna por salir de mis ojos mientras recuerdo las circunstancias de la muerte de mi maestro.
Sigue el salmo 30. “Soy la burla de mis enemigos… el espanto de mis conocidos.” La segunda lectura, de la carta a los hebreos  nos habla de Cristo como el Sumo sacerdote, semejante a nosotros en todo menos en el pecado.
En el Evangelio, escuchamos con sereno recogimiento, la lectura de la Pasión de Cristo según san Juan.
A continuación, se realiza la adoración de la Santa Cruz. “Mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo. VENID A ADORARLO”. Todos vamos a venerar la Cruz personalmente, con un beso o algún otro gesto apropiado. Mientras tanto, cantamos un himno de alabanza.
Aunque no hay Eucaristía, se comulga el pan consagrado en la celebración del Jueves Santo. Es cubierto con un paño el altar que permanecía desnudo y se colocan candelabros. Perfeccionamos nuestra participación recibiendo su Cuerpo.
Invito a todos los creyentes a participar en los diferentes actos que se celebran. Es la hora de manifestar en público nuestra fe y nuestro amor a Cristo y a su Iglesia.
Esta es mi fe y éste mi testimonio.
Jesús María Úriz


jueves, 21 de abril de 2011

UN TESTAMENTO DIVINO


JUEVES SANTO EN LA CENA DEL SEÑOR
Jesús, que sabía que había llegado la hora en que había de ser entregado, se reúne en el Cenáculo con sus apóstoles para tener la última cena. Todo está preparado. Este es el momento que escoge para la institución de la Eucaristía, donde se hace presente con su Cuerpo y con su Sangre para nuestro alimento y bebida. Éste es uno de los días con más manifestaciones religiosas y populares.
Por la mañana, en todas las catedrales, los obispos celebran una misa muy solemne con todos los presbíteros y en ella los sacerdotes con un solo corazón y una sola alma renuevan sus promesas y su obediencia al Obispo. En esta ocasión, se consagran los óleos que se utilizan en varios sacamentos. Se realiza precisamente en este día para indicar que todos los sacramentos nos relacionan con el misterio de Jesús y tienen su centro y punto de referencia en la Eucaristía.
El lavatorio de los pies es un signo de humildad y servicio siguiendo el ejemplo de Jesús. En aquellla época era una tarea propia de esclavos. La liturgia de este día nos mestra al sacerdote lavando los pies a doce feligreses.
Los primeros datos que tenemos de que el Jueves Santo se celebra el memorial de la Cena del Señor nos llevan al Concilio de Cartago a finales del siglo IV. Hasta entonces, este día los penitentes se preparaban para su participación plena enla Pascua.
Es el momento de recordar algunos aspectos de la vida de Jesús, llamado Cristo:
  • Su cena de despedida y su oración por nosotros.
  • La institución de la Eucaristía como memorial suyo.
  • La institución del ministerio como parte esencial de su Iglesia.
  • Su testamento: el mandato de amar hasta la muerte.
  • El ofrecimiento, anticipado y consciente, de su vida, de su Cuerpo y de su Sangre, para la salvación del mundo.
Cuando terminó la cena de Pascua, Jesús se drigió con sus apóstoles al monte de los Olivos a orar. Se separó un poco de ellos y comenzó su plegaria. Fueron momentos de angustia. Como hombre era consciente de lo que iba a ocurrir. Cuando volvió con los que le habían acompañado, los encontró dormidos y les dijo: "Levantaos, que ya se acerca el que me va a entregar." Había comenzado una larga madrugada.
Jesús María Úriz

domingo, 17 de abril de 2011

COMIENZA LA SEMANA SANTA


DOMINGO DE RAMOS
Con la celebración de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén comienza la Semana Santa. No lleva un gran cortejo. Monta un burrito y le reciben gentes de todas las edades y condición. A su paso tienden sus mantos por el camino y otros llevan palmas y ramos de olivo. Gritan cantos de alabanza. "¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!" Yo, humide pecador, estaba entre aquellos que te aclamaban. Habían escuchado tu Palabra, recibido tus enseñanzas y tenían esperanzas en una vida mejor. Tu mensaje era revolucionario y rompía con la lógica de una sociedad acomodada, sujeta a múltiples preceptos. Habías traído un mensaje de amor, humildad y servicio. Las Bienaventuranzas habían calado en aquella gente sencilla, que veía una luz en la oscuridad de las diificultades que pasaban.
¿Que significado tiene todo esto para nosotros? Es una oportunidad para cambiar nuestras vidas, fijarnos otras prioridades, proclamar a Jesús como rey y centro de nuestras vidas. Poco después, se reunirá en una última cena con sus discípulos y nos dejará la institución de la Eucaristía. Se queda con nosotros. No nos abandona. ¿Cual será nuestra respuesta?
La celebración litúrgica de este día comienza con la bendición de las palmas. Después comienza la Misa, donde se lee el Evangelio de la Pasión que los feligreses escuchan en silencio con emoción contenida.
Ésta es nuestra fe y éste mi testimonio.
Jesús María Úriz

martes, 5 de abril de 2011

MIRANDO AL FUTURO

¡¡A LAS URNAS!!
Dentro de unas semanas, los españoles vamos a ser convocados a las urnas para unas elecciones municipales, autonómicas y forales. Tienen gran importancia, porque es la administración más cercana a los ciudadanos y se ocupa de los temas que afectan de manera más directa a  nuestra vida cotidiana. Todos conocemos el nombre de nuestra alcaldesa, la escuchamos por la radio y ya es como un miembro más de nuestra familia. Abandona el Ayuntamiento para aspirar a presidir el Gobierno de nuestra Comunidad Foral. Los ayuntamientos son el primer escalón en la relación con la Administración. Tengo buen recuerdo de los últimos presidentes de la Diputación Foral, denominación tradicional que fue sustituída por Gobierno de Navarra. Realmente, si nos fijamos los votantes, pocas posibilidades tenemos en nuestra elección. Al alcalde lo eligen los concejales, al "presi" son los parlamentarios quienes, tras arduos debates y esfuerzos, nos dicen quién dirigirá los destinos de Navarra. A pesar de las imperfecciones del sistema, es necesario participar en las votaciones, pero todos debemos también exigir nuestros derechos cada día y meremos ser escuchados y nuestras demandas atendidas en justicia.  Vamos a construir el futuro entre todos. Es mi deseo y mi esperanza.
Jesús María Uriz