domingo, 16 de abril de 2017

CRISTO HA RESUCITADO

    La Resurrección de Cristo es un hecho auténtico y un dogma de fe para los cristianos. Realmente, Jesús llamado Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre, con todas sus limitaciones, excepto el pecado. Jesucristo realmente murió y tuvo una muerte atroz. Al tercer día resucitó de entre los muertos. La investigación histórica alcanza el hecho de la Resurrección por dos caminos indirectos: el testimonio de los discípulos sobre las apariciones de Jesús y la fe pascual de los mismos. Según cuenta el evangelista Lucas, varias mujeres que habían seguido al Maestro desde Galilea, el día siguiente al sábado, por la mañana temprano, llegaron al sepulcro con los aromas que habían preparado y se encontraron con que la piedra había sido apartada. Entraron y no encontraron a Jesús. No entendían lo que había sucedido y entonces se presentaron dos varones con ropas resplandecientes: Les dijeron: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí porque ha resucitado". Cuando regresaron del sepulcro contaron todo esto a los once y a todos los demás. La primera reacción fue de incredulidad. Jesús se apareció a sus discípulos en varias ocasiones y quien lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero. Puede ser interesante, conocer un estudio crítico de estos acontecimientos desde otro punto de vista. Quien no tiene fe y se acerca con mente abierta a estos hechos encuentra preguntas, pero también respuestas. Para los romanos, la condena de Jesús por Pilatos y su posterior ejecución no tuvo ningún relieve. Ya en el año 112 AD el historiador Tácito  contaba que Nerón castigaba con duras penas a quienes el vulgo llamaba cristianos. Cristo había sido condenado a muerte durante el imperio de Tiberio por el procurador Poncio Pilato. "Esta funesta superstición -decía Tácito- volvía a extenderse no solo por Judea, lugar de origen, sino también por la ciudad de Roma". De lo que podemos deducir que, para historiadores romanos, Cristo existió, fue ejecutado por Pilato y en el 65 AD la fe cristiana se había extendido por el Mediterráneo de Judea a Roma. La vida ha vencido a la muerte. Cristo ha resucitado. 

viernes, 14 de abril de 2017

LA MUERTE DE CRISTO

CRISTO HA MUERTO. Es una noticia que nos produce dolor y abatimiento. Han matado al Maestro. Ser incómodo para los poderosos de este mundo te ha costado la vida. Los sumos sacerdotes y los fariseos buscaban tu muerte. Cuando viajábamos a Jerusalén,  para celebrar la Pascua, tu mensaje era más oscuro. No acertamos a entenderte. Te acusaron de andar con pecadores, cuando eres todo misericordia. A la entrada en Jerusalén, te recibieron con vítores y palmas. Mientras tanto, la traición acechaba y tus enemigos conspiraban buscando tu perdición. En el huerto de Getsemaní, tu oración fue una súplica dolorosa al Padre. Dicen que sudaste sangre. Puede que, por el gran esfuerzo del momento, se rompieran vasos sanguíneos de la dermis. Cristo es Dios, pero también un hombre que sufre, con sentimientos humanos. Lloró por la muerte de su amigo Lázaro, a quien resucitó. Cuando fueron a prenderte, Señor, aquellos hombres tuvieron miedo. Yo estaba entre los que te abandonaron en aquellos duros momentos, aunque después te seguía de lejos. Anás, Caifás, Herodes, Pilatos; de uno a otro te llevaron como a un delincuente. Interrogado por Pilatos, nada respondías a las acusaciones, ni a los falsos testigos. Sin nadie que te defienda, ni guardia que te proteja, estás a merced de tus enemigos. Eres Rey, pero tu reino no es de este mundo. Pilatos te interrogó, pero nada encontró reprochable. Mandó que te azotaran, pero no fue suficiente para la turba manejada por sumos sacerdotes y fariseos. El procurador romano era un hombre débil que te entregó para que te crucificaran. En la cumbre del Calvario, tres cruces aparecen. Sometido a un cruel castigo, por nuestros pecados, Cristo agoniza entre dos ladrones. Dimas y Gestas le acompañan en el postrer momento. Ave crux spes unica.

jueves, 13 de abril de 2017

SOLEMNIDAD DEL JUEVES SANTO

    El Jueves Santo es uno de los días con más celebraciones litúrgicas y religioso-populares. Se conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos. Cristo instituye  la Eucaristía y el sacramento del Orden Sacerdotal. Antes de comenzar la cena, se despojó de sus ropas, se ciñó una toalla y comenzó a lavar los pies de sus discípulos. Es una lección de entrega y humildad. Ya en la mesa, convierte el pan que reparte y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.  De esta forma, instituye el sacramento de la Eucaristía, dándose como alimento. Entonces, dice a sus discípulos que uno de ellos le va a traicionar. Se producen momentos de desconcierto y una gran confusión hasta que Judas Iscariote abandona la sala. Entonces, les da las últimas instrucciones y les prepara para las nuevas tareas que les encomienda. Los primeros datos que conocemos de que el Jueves Santo se celebra la Misa en recuerdo de la Cena del Señor los tenemos por el Concilio de Cartago en el año 397 y por lo que cuenta Egeria, una peregrina que visitó Jerusalén y dejó escrito lo que allí se celebraba. La Eucaristía es memorial no tanto de la Última Cena, sino de la muerte de Cristo que es señor, y "señor de la muerte", es decir el Resucitado cuyo regreso nos ha prometido. En la liturgia de hoy hay alegría y la Iglesia rompe la  austeridad cuaresmal cantando el "Gloria": es la alegría por el amor de Dios, pero al mismo tiempo, es sobria y dolorida, por el precio que Cristo paga por nosotros.

domingo, 9 de abril de 2017

DOMINGO DE RAMOS

El Domingo de Ramos en la Pasión del Señor es el pórtico de entrada a un mundo de contrastes en el que nuestra fe va a ser puesta a prueba. Jesús va a Jerusalén, por tercera vez, para celebrar la Pascua desde que comenzó su vida pública. Le hemos escuchado por los caminos de Palestina palabras de amor, reconciliación, paz; amor también a los que nos persiguen y calumnian. Somos conscientes que algo va a pasar. El maestro no deja de sorprendernos. Ha pedido que su cabalgadura para entrar en la ciudad sea... un pollino. Un  grupo numeroso de personas, hombres, mujeres y niños, sale a nuestro encuentro con palmas en las  manos gritando: Hosanna, es decir sálvanos. Hosanna Hijo de David. Casi vente siglos después, la imagen de Jesús entrando como un héroe triunfador no nos puede dejar indiferentes. Algo había cambiado en el rostro, en la expresión, en los ojos de ese  hombre al que tantas veces hemos escuchado con emoción contenida. La liturgia nos presenta hoy los dos aspectos de este día con el que comienza la Semana Santa. Celebramos con gozo la llegada de Jesús a Jerusalén donde es recibido con palmas y gritos de alabanza. Una bofetada de realidad supone la lectura seria y solemne de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo. En algunos momentos, mi voz se quiebra y una lágrima pugna por salir de uno de mis ojos. El maestro es un hombre robusto, pero aquella larga madrugada será puesta a prueba su fortaleza. La entrada de Jesús en la ciudad aumenta la actividad de los conspiradores que pretenden la muerte del maestro. Buscan la traición de uno de los suyos. Lo encontrarán.