domingo, 20 de abril de 2014

PASCUA DE RESURRECCION

Cristo ha resucitado. Esta noticia, veinte siglos después de aquellos hechos históricos, nos sigue produciendo una gran conmoción. Nos deseamos mutuamente felices Pascuas, creo que con una gran sinceridad. Es la Pascua del Señor. La realidad de la resurrección se escapa de la razón humana. Es un hecho singular y un misterio de fe. Quienes vivimos, en tantas ocasiones, la experiencia de sentirnos amados por Cristo, no hay duda de que estamos más cerca de comprender su misterio, un misterio de amor y de entrega hasta el final. Ya es tiempo de salir al encuentro gozoso con el Señor. Si Cristo resucitó y así fue, nosotros resucitaremos también. Estamos más cerca de comprender todo cuanto sucede cuando estamos abiertos al amor de Dios. Un amor infinito, sin límites. Cristo nos ofreció el supremo sacrificio de su vida y resucitó como lo había anunciado. Abramos puertas y ventanas para dar a conocer la buena nueva y renovar nuestras actitudes para lograr una sociedad más justa donde prevalezca la paz y la justicia. Es un noble objetivo que pido a Dios que todos podamos alcanzar siguiendo la senda de Jesús. Ésta es nuestra fe y éste mi testimonio.

jueves, 17 de abril de 2014

HOY ES JUEVES SANTO

En este día santo se celebra la Última Cena de Jesús con su madre y sus apóstoles, el lavatorio de los pies, la institución de la Eucaristía y del sacerdocio. Por la mañana, en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos. En la Misa vespertina de la Cena del Señor, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una toalla y un balde con agua y lava los pies de doce varones, en recuerdo del mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena. Lavar los pies es un signo de humildad y de servicio a los demás. Era una tarea propia de esclavos o siervos. Quiero hacer una invitación a mis lectores a profundizar en el misterio de la Pasión de Cristo. Quien a su mesa se sienta debe estar dispuesto a seguirlo hasta el final. Ha llegado la hora y Cristo nos deja la Eucaristía o Acción de Gracias. No nos abandona. Su Cuerpo y su Sangre nos ofrece como alimento en el difícil camino hacia la salvación. En este día, con la misa vespertina, dejamos atrás la Cuaresma y entramos en el triduo sacro para poder vivir con intensidad los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

domingo, 13 de abril de 2014

DOMINGO DE RAMOS

Con un luminoso sol, cuya luz entra por la ventana de la habitación donde escribo, quiero en pocas líneas hacer una semblanza de la festividad que hoy celebramos. Como era su costumbre, Jesús viaja a Jerusalén para celebrar la Pascua con sus amigos más cercanos. A su llegada, un numeroso grupo de personas le recibe con palmas y ramos. Esperan un mesías, un salvador. Su vida no es fácil bajo la dominación romana. Alfombran las calles con sus mantos mientras dan gritos de alabanza. En nuestras ciudades, multitud de fieles seguidores de esta devoción muy popular acuden a los templos y presencian, por nuestras calles, los desfiles procesionales. Pocos días después, un grupo mucho más numeroso en el que quizá estén algunos de los que ahora le vitorean pedirán su muerte. Yo, un pecador, no sé en que lado debo colocarme: en la llegada triunfante de Jesús a Jerusalén o en el drama del Calvario donde un inocente, víctima de un juicio injusto, muere por mis pecados. Es el doble significado de la liturgia de hoy donde queda evidente el contraste de las procesiones del domingo de ramos con la lectura seria y dramática del relato de la pasión y muerte de Cristo. Un grupo de escribas y fariseos se sentirán amenazados en sus privilegios. Así iniciarán una conspiración para conseguir la muerte del maestro. Esta es mi fe y éste mi testimonio.