sábado, 13 de julio de 2013

SALIDAS PARA LA CRISIS

Todas las crisis son oportunidades de mejorar, renovar estructuras, rectificar errores. No saldremos bien de esta crisis que estamos viviendo sin reconocer su compleja naturaleza. No podemos confiar exclusivamente en que los demás resuelvan nuestros problemas. La reforma de la educación es fundamental para que los educandos estén perfectamente preparados para realizar de forma correcta todas las tareas que les encomienden. Los valores humanos deben impregnar nuestras vidas para que sepamos respetar a todos aportando todo nuestro esfuerzo al bien común. La formación profesional debe ser multidisciplinar de forma que el trabajador pueda realizar diferentes tareas de acuerdo con sus conocimientos y capacidades. Nuevos nichos de empleo aparecen para atender los nuevos retos de la sociedad que alumbra este nuevo siglo. Aunque algunas conductas de personas de cierta relevancia social nos producen rechazo y dolor, vamos a tratar de ver el futuro de una forma más positiva. Uno de mis amables lectores me decía que era muy positivo en medio de la gran confusión que se siente en el ambiente. Prefiero ofrecer soluciones que compadecerme de mí mismo porque la vida en ocasiones no me ha sonreído ni mis propuestas han tenido la acogida que hubiera deseado.

EL ENCIERRO

Las fiestas en honor a nuestro patrono San Fermín, que estos días estamos celebrando, son un conjunto de actos lúdicos y religiosos donde el toro adquiere un especial protagonismo. Por las tardes, seis toros seis, como diría el veterano cronista, de acreditadas ganaderías serán lidiados, banderilleados y muertos a estoque. En los orígenes, hace tantos años que no puedo recordar, algunos aguerridos jóvenes con llamativa vestimenta comenzaron a acompañar a toros y pastores en el traslado matutino desde los corrales hasta la Plaza. Antiguas y descoloridas fotos que todavía se conservan dan fe de que es cierto. Pasaron los años, llegaron los visitantes en busca de fantásticas aventuras y las televisiones, periódicos y emisoras de radio llevaron a lejanos países sus impresiones sobre esas extrañas fiestas tribales. Participar en el encierro, acompañando a los toros, supone aceptar voluntariamente un grave riesgo de caídas, cornadas que no se puede despreciar. Algunos participantes han perdido la vida, sin desmerecer el número de heridos y contusionados. Esta es una carrera de relevos y hay que saber entrar y salir en el momento más oportuno. Es una carrera muy rápida que requiere estar descansado, en buena forma física y llevar ropa y calzado adecuados. Es un error participar solo por un minuto de gloria en la televisión o en esa foto que guardamos como una singular reliquia. Ayer y hoy, los encierros nos han enseñado la cara amarga de tan singular festejo. Duras imágenes de corredores a merced del toro en momentos que se hacen eternos. Esta mañana, a la entrada de la plaza hemos visto el temido montón de corredores. Una primera caída y después los siguientes que tropiezan y siguen cayendo unos sobre otros. Los toros llegan y encuentran taponada la entrada. Desvían a los toros para que puedan entrar por otro lado y los caídos puedan ser auxiliados en momentos angustiosos que se hacen muy largos. La fiesta sigue. No me preguntes los motivos o razones que llevan a personas de tantos países a participar en estos festejos. Son los Sanfermines. Los Sanfermines de Pamplona.