domingo, 18 de abril de 2010

ANÁLISIS POLÍTICO


LA CAJA DE PANDORA
España, se encuentra en estos momentos, en una situación muy difícil. Los españoles vemos, con dolor, cómo van desapareciendo los fundamentos sobre los cuales se basa nuestra convivencia. Las consecuencias de la falta de respeto a la Ley por quienes más obligados están a cumplirla, la falta de seguridad jurídica y millones de españoles abandonados a su suerte por un Gobierno que cree que quienes votan a la oposición carecen de derechos por cuestionar su política, están siendo desastrosas. Cataluña forma parte indisoluble de España y los catalanes tienen el derecho y el deber de conocer el español y hablarlo. Entre la Constitución y el Estatut, el Tribunal Constitucional debe optar de manera inequivoca por la Constitución. Es su deber y deben hacerlo sin más retrasos injustificados. Si un texto de sentencia no tiene apoyos suficientes debe ser cambiado el ponente para hacer otro que sea más admisible en derecho. El paro es el principal problema en España y combatirlo debe ser prioritario. Los sindicatos están siendo un obstáculo para que España realize las reformas políticas, económicas y laborales que necesitamos; obstáculo que habrá que remover. La reforma educativa deberá poner el acento en la preparación para trabajar en equipo, compartir conocimientos e ideas dentro de unos principios éticos y morales aceptados por la sociedad. Los parados necesitamos trabajo, formación y expectativas de futuro. Los jóvenes en paro deben tener una oportunidad de poner en práctica sus conocimentos y vivir en una sociedad más abierta donde se respete a las personas que tienen distintos proyectos de vida. Si el Gobierno no cambia de actitud, habrá que cambiar de Gobierno y remover todos los obstáculos para que en España se respete la Constitución y los derechos humanos. Es absolutamente necesario.

Jesús María Uriz

domingo, 4 de abril de 2010

UNA GRAN ALEGRÍA

CRISTO HA RESUCITADO
Cuando llegan las mujeres a la mañana del tercer día al sepulcro lo encuentran vacío, la losa removida, el sudario doblado y las vendas en el suelo. Avisan a los apóstoles y pronto entienden lo ocurrido. Cristo ha resucitado. Ha sido un gran milagro. Dos mil años después, la noticia sigue conmoviendo nuestros corazones. Es la Pascua del Señor, la fiesta más importante de la Liturgia cristiana, el fundamento de nuestra fe. Si Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos. Después de la resurrección se apareció en varias ocasiones. "Paz a vosotros" fue el saludo en el cenáculo a los apóstoles que se encontraban encerrados por miedo a los judios. También hoy sigue hablando a nuestros corazones conmovidos. En estos momentos difíciles, pedimos al Señor que nos dé fortaleza y robustezca nuestra fe. No es momento de dudas y vacilaciones. Como los apóstoles, salgamos a las calles y plazas a proclamar la gran noticia. CRISTO HA RESUCITADO. Ésta es nuestra fe y éste mi testimonio.
Jesús María Úriz

viernes, 2 de abril de 2010

UN SUPREMO ACTO DE AMOR


CRISTO MUERE EN LA CRUZ

Hoy es Viernes Santo. Un hombre agoniza, colgado de una cruz. Tanto amó Dios a los hombres que entrega a su propio Hijo, que muere víctima de nuestros pecados. Así la Cruz que era el castigo cruel e inhumano que se aplicaba a los esclavos es símbolo ante el que toda rodilla se doble en signo de respeto y admiración. Hoy no se celebra la Eucaristía. El altar luce sin mantel, sin cruz, sin velas ni adornos. Recordamos la muerte de Jesús.
Es duro recordar los hechos de aquella larga madrugada. Media noche era cuando, en el huerto de Getsemaní, entregado por Judas, fue detenido. Llevado al Sanedrín, fue interrrogado por Anás y Caifas. Ya amanecía cuando llegó a la Fortaleza Antonia, donde sufrió un duro interrogatorio de Pilato y fue flagelado. Nada respondió a falsos testigos que llegaron. Sí, Jesús es Rey, pero su reino no es de este mundo. Pilato, duda, pero cede ante las amenazas de la plebe. Sabe que condena a un hombre inocente, pero prima su seguridad. Se siente amenazado. A media mañana, cargado con la Cruz, Jesús inicia el recorrido de los 700 metros de camino hasta el Gólgota. Tres veces cae bajo el peso de nestras culpas, víctima de nuestra ingratitud. Le sigue su madre y otras mujeres. El drama sigue su curso. Fue crucificado entre dos ladrones. Sus sentimientos, en la hora final, fueron de perdón para sus ejecutores. A las tres de la tarde dijo sus últimas palabras: "En tus manos encomiendo mi espíritu".
Esta es nuestra fe y éste mi testimonio.
Jesús María Uriz

jueves, 1 de abril de 2010

JUEVES SANTO


LA ÚLTIMA CENA
Hoy se conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos. En ella, Cristo instituyó el sacramento de la Eucaristía, donde se hace presente con su Cuerpo y su Sangre bajo la apariencia de pan y vino, y el sacramento del Orden Sacerdotal. Por la mañana, en todas las catedrales, los obispos celebran una misa muy solemne con todos los sacerdotes que renuevan sus promesas y obediencia al Obispo. En esta ceremonia se consagran los óleos que se emplean, a lo largo del año, en diversos sacramentos.

Son muchos los "acontecimientos salvíficos" que este día se recuerdan de la vida de Jesús:

  • Su cena de despedida y su gran oración por nosotros.
  • La Institución de la Eucaristía o Santa Misa como memorial o recuerdo suyo.
  • La Institución del ministerio o servicio como parte esencial de su Iglesia.
  • Su testamento: el mandato de amar hasta la muerte.
  • El ofrecimiento, consciente, de su vida para la salvación del mundo.
  • Su pasión, la traición de Judas, el abandono de sus amigos, la noche amarga.
EL LAVATORIO DE LOS PIES
Hay algo que hace diferente a la celebración de la Cena del Señor de otras misas durante el año. Es el recuerdo del lavatorio de los pies. Antes de comenzar la Cena, Jesús se levanta de la mesa, se quita sus vestiduras y tomando una toalla, se la ciñe. Luego, se puso a lavar los piés de sus discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba al cinto. Cuando el celebrante, cada Jueves Santo realiza este hecho singular nos recuerda que la principal misión de la Iglesia es servir. El Hijo del Hombre no ha venido al mundo a ser servido sino a servir y a dar la vida por otros. Esta es nuestra fe y este mi testimonio.
Jesús María Úriz