Hoy celebra la Iglesia la festividad de San José, esposo de María, madre de Jesús. Descendiente de David, era padre putativo de Jesús, es decir ante la sociedad hacia las labores de padre sin serlo. Hombre prudente, a lo largo de su vida pasó por situaciones inesperadas que afrontó con serenidad. Cuando se desposó con María, ambos eran muy jóvenes. El embarazo virginal de María le sorprendió. Tuvo dudas y preocupaciones. Entonces, en sueños, se le apareció un ángel que le dijo: “José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”. Cuando despertó, hizo lo que el ángel le había mandado. Es un hombre de fe profunda, que no juzga lo que no entiende y está siempre dispuesto a cumplir los planes de la Providencia divina. Ama sin límites a su esposa y a su hijo. Tras el retorno de Egipto, a donde se trasladaron por la persecución de Herodes, vivió en Nazaret hasta su prematura muerte, antes de que comenzara la vida pública de Jesús. Su culto, extendido en Oriente antes del siglo V, no llegó a Occidente hasta la Edad Media. En 1870 fue proclamado patrón de la Iglesia universal. Es también patrono de los carpinteros y de los moribundos.
Jesús María Úriz
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