TIEMPO DE ESPERANZA
Termina el mes de agosto. Las vacaciones veraniegas suponen una ruptura de la actividad habitual en nuestras actividades cotidianas. Es la hora de volver, con las fuerzas recobradas, a afrontar, con esperanza, un nuevo curso; nuevos retos, nuevas ilusiones. La realidad va dejando su huella, con luces y sombras. Los ciudadanos viven con incertidumbre su futuro, mientras los políticos se cuidan con esmero de sus propios intereses. El paro de tantas personas y su falta de capacitación profesional para las nuevas actividades laborales sigue siendo nuestro principal problema. La perdida de libertades en Cataluña nos pone la cara más amarga, con la imposición del idioma catalán en todas las esferas de la vida. El idioma debe servir para comunicarnos, no para aislarnos y marcar diferencias. La mezcla de socialismo y nacionalismo extremo puede tener efectos perversos, como pudimos conocer el pasado siglo y en épocas más recientes.
No podemos caer en el desánimo. Hay que construir el futuro entre todos. España es una gran nación, mal gobernada por políticos ineptos. Busquemos lo que nos pueda unir en vez de destacar las diferencias coyunturales. Hay que realizar profundas reformas en los terrenos social, educativo, económico, laboral. Podemos volver a ocupar un lugar en la Historia si somos capaces de gobernarnos con justicia. No tengamos miedo a abrir puertas y ventanas del Parlamento para que sea la casa de todos, donde todas las propuestas tengan acogida y sean debatidas en libertad. La tarea a realizar es inmensa. Pongamos manos a la obra. Es nuestro deber y nuestra esperanza.
Jesús María Uriz
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