EL PACTO IMPOSIBLE
Ya pasaron las eleciones municipales y autonómicas que cambiaron de color nuestra piel de toro. El azul ya no es sólo el color del cielo en un día sin nubes. El pacto frustrado entre sindicatos y empresarios no es ninguna sorpresa, pero sí una mala noticia. En estos momentos, hay razones para estar indignados, pero esa no es la mejor forma de colaborar para encontrar soluciones, proyectos e iniciativas que nos devuelvan la esperanza. Tenemos que dar a los ciudadanos, castigados por la crisis política que padecemos, unos cauces para que puedan expresar su descontento y expresar sus peticiones. El pacto fracasó porque los interlocutores no supieron ver el futuro más allá del día a día. El escandaloso paro juvenil exije medidas audaces como pueden ser un nuevo contrato específico y un ambicioso programa de formación profesional. Programas como el del empleo social proteguido o los centros de formación ocupacional están dando buenos resultados en Navarra. Son medidas que pueden estudiarse para su aplicación en otros lugares. Hay que buscar otras formas de contacto entre parados y empleadores, procurando que haya trabajadores capaces de realizar distintas tareas dentro de la empresa. La promoción interna y la flexibilidad organizativa son fundamentales. Necesitamos unas reglas claras para que se puedan planificar las inversiones. De todas estas cosas, no se trató en los pactos. Mientras tanto, el Gobierno sigue ausente, ajeno a los gritos de la calle. Sí, hay razones para estar indignados, pero es el momento de luchar por un futuro mejor con nuestras ideas y propuestas por un mundo mejor y más justo. Es nuestro deber y éste es mi compromiso.
Jesús María Úriz
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