Todos nosotros, en cuanto a seres sociales, debemos tratar de aportar a los demás nuestros conocimientos y aptitudes para mejorar entre todos la calidad de la vida en común. Cada uno tenemos nuestros problemas e inquietudes a los que tratamos de dar respuesta cada día. El desafío nacionalista no es solo un problema de los catalanes y, en menor medida, de los vascongados. Nos afecta a todos los españoles donde quiera que vivamos o hayamos nacido. Los partidos políticos, de una manera poco responsable, nos han metido en un laberinto del que ni saben, ni quieren, ni pueden salir. Desgraciadamente, las víctimas son las personas más indefensas a quienes se les niega toda la información para impedir que puedan tomar sus propias decisiones. Es necesario conocer las consecuencias nada gratas que pueda tener si se toma una decisión equivocada. Los partidos más nacionalistas, no solo en Cataluña, tratan de recoger el fruto de nuestros errores. Tengo que reivindicar al pueblo catalán, víctima de unos pésimos políticos que miran más sus propios intereses. El socialismo español quiere estar en los dos lados de la barrera. No se puede alimentar a la bestia y después decir que ha crecido demasiado. No se puede ser nacionalista y socialista, ni pretender alcanzar migajas de poder a costa de sacrificar los principios fundamentales de la izquierda. No se puede romper España para después unir los trozos en sistemas federales o confederales. Eso tiene un nombre, lo hagan los coroneles o un grupo de políticos sin escrúpulos: Golpe de estado. Los catalanes, españoles hasta la médula, son un gran pueblo que merece todo nuestro aprecio. Siempre tendrán nuestro apoyo si pretenden librarse del yugo nacionalista. Sí, todos tenemos derecho a decidir, a tomar nuestras propias decisiones, pero en libertad con la verdad por delante, para que seamos conscientes de las consecuencias y responsables de nuestros actos.
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