lunes, 26 de mayo de 2014

UN DURO CASTIGO

VICTORIA DEL PARTIDO POPULAR Y HUNDIMIENTO DEL PSOE CON UNA CONSIDERABLE PERDIDA DE VOTOS DE AMBOS PARTIDOS

Miguel Arias Cañete
Las elecciones al Parlamento Europeo que se celebraron ayer tienen una singular importancia que parece que no ha sido entendida por muchos ciudadanos que estábamos llamados a participar con nuestro voto. La crisis política, con un fuerte componente económico y social, no ha tenido las respuestas que esperábamos de unos políticos  que no han sabido entender los deseos y aspiraciones de unos ciudadanos que han visto descender su nivel de vida y su autodeterminación personal. Las instituciones europeas quedan demasiado lejos y nadie nos informa de las razones y objetivos de unas duras medidas que son difíciles de entender. Así, millones de electores, en Europa, por despecho, se han dejado llevar por ofertas imposibles y utopías muy alejadas de la realidad cotidiana. En España, el Partido Popular ganó unas elecciones que bien pudo perder. Sin entusiasmo, sin explicar la tarea realizada en las instituciones europeas, es difícil conseguir el apoyo de unos electores desencantados por actuaciones personales y colectivas que pueden merecer un amplio reproche social. Los socialistas,  sin rumbo ni proyecto, se olvidaron de pedir el voto y con una actitud autodestructiva, perdieron la exigua confianza que pudieron suscitar y consiguieron una bien merecida derrota. Antes de arreglar la casa ajena, debieron barrer la propia. Cuidado con el huevo de la serpiente que al eclosionar puede producir efectos muy dañinos para la libertad y la convivencia. La subida del apoyo a grupos populistas e incluso extremistas es una pésima noticia que nos debe mover a una profunda reflexión. Los electores nos han sacado tarjeta roja. Es necesario cambiar actitudes, remover obstáculos para preservar los derechos y libertades que tanto esfuerzo nos ha costado conseguir. Es nuestro reto y esperanza para ganar un futuro mejor para todos.  

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