viernes, 30 de septiembre de 2011

ELECCIONES


A lo largo de nuestra vida, tenemos que tomar decisiones que suponen hacer una elección entre varias posibilidades a nuestro alcance. Procuramos hacerlo con responsabilidad, atendiendo a nuestros intereses y las ventajas e inconvenientes de cada una de las opciones. Esto lo hacemos con naturalidad sin darle mayor importancia la mayor parte de las veces. De vez en cuando, somos convocados a acudir al colegio electoral para depositar una papeleta con la candidatura que hayamos elegido. El próximo día 20 de noviembre, se celebran elecciones generales. Durante esta larga pre-campaña electoral el Partido Socialista, que se ha ganado un amplio rechazo de la población, está poniendo  demasiado esfuerzo en destacar las debilidades del contrario y menos en las presuntas bondades de sus propias ofertas. Un nuevo candidato socialista, Pérez Rubalcaba, pretende que olvidemos que no es nuevo en la arena política. Sus propuestas ya no animan a una población fuertemente castigada por una dura crisis política y económica. Las encuestas nos muestran una amplia ventaja del Partido Popular con su candidato Mariano Rajoy. Es la gran esperanza para millones de españoles. Los viejos demonios que nos han enfrentado durante generaciones vuelven a aparecer, quizá por la desconfianza en los propios argumentos. Que se utilice todavía la palabra derecha para expulsar al oponente del debate político es difícil de entender. No es algo sin consecuencias depositar en una urna ese pequeño trozo de papel con una lista de nombres que forman parte de la candidatura. Avance, progreso, solución de los problemas, estoy seguro de todos lo queremos aunque algunos nos ofrezcan recetas caducas. Esta es una reflexión desinteresada sobre lo que suponen unas elecciones en política y la importancia de la participación o no en los comicios. Espero que sea de alguna utilidad para el amigo lector que me ha honrado con su confianza.

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