Tras el paréntesis veraniego, va volviendo poco a poco la actividad. La cercanía de las elecciones legislativas del 20 de noviembre domina el panorama político y social en una campaña electoral demasado larga y áspera. Falta generosidad y una visión general de la situación que debemos afrontar. En demasiadas ocasiones, intereses particulares son un obstáculo en el camino que queremos recorrer. El conflicto de la enseñanza es difícil de entender en unos profesores que deben basar sus enseñanzas en un comportamiento social ejemplar por encima de discutibles intereses personales. El drama de millones de personas víctimas del paro y aquellos que ven que sus ahorros de toda la vida se ven reducidos por la crisis de los mercados debe invitarnos a una seria reflexión. Es necio y egoísta mirar por encima del hombro y creer que no nos afecta. Es hora de exigir a nuestros políticos que por encima de diferencias coyunturales sean capaces de buscar el bien común. No podemos por un puñado de votos, sacrificar la vida y el futuro de generaciones. Están pasando muchas cosas que escapan de nuestra comprensión pero nos afectan con dureza. No podemos quedarnos en una burbuja de cristal. Es la hora de cambiar actitudes, renovar proyectos, caminar hacia el futuro, afrontar las dificultades con un talante positivo. El Partido Popular, el partido del pueblo y para el pueblo, tiene proyecto y un importante grupo de personas, dispuestas a llevarlo a cabo. Tiene toda mi confianza.
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