Son muchos los hechos que se han producido, en España, en estos últimos días que producen inquietud por nuestro futuro. Necesitamos unas reglas de juego mínimas que sean aceptadas por todos con la Constitución, que a todos acoge, como marco esencial de referencia. Nuestra convivencia democrática se ha visto gravenente alterada por el desafío nacionalista de Mas. La democracia necesita que las ideas de cada cual y sus proyectos personales puedan ser defendidos sin que los gobiernos nos impongan y controlen cada uno de nuestros actos. Cataluña no puede ser una isla, dentro de la España democrática, donde todos sean manejados a ritmo de cornetín. Nuestra sociedad tiene problemas, graves problemas, que debemos afrontar entre todos. Aquí solo hay una nación, España, patria común e indivisible de todos los españoles. Cataluña es una parte importante de España, digan lo que digan, pase lo que pase. Los sistemas federales pueden servir a unir lo diverso, pero son desastrosos para romper naciones y estados. Requieren un poder central fuerte, con un estricto reparto de competencias. Para España, con tantos siglos de historia en común, no tiene demasiado fundamento. Los políticos pasan, sus ideas pueden pasar, pero los pueblos comprometidos en un destino común permanecen. Caminemos juntos hacia un futuro mejor, aunque encontremos piedras en el camino. Nuestros hijos y nietos bien merecen este esfuerzo.
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