Tengo que reconocer que son muchos los recuerdos y emociones que me vienen al comenzar a escribir estas líneas hoy, 12 de octubre. La devoción a la Virgen María está profundamente arraigada en nuestra tierra. Esta es la Fiesta Nacional de España, de la Hispanidad y de la Guardia Civil que la honra como patrona. Son siglos de historia, fe y devoción que en Zaragoza tienen especial relieve en estos días en que celebran sus fiestas patronales en honor a la Virgen. Hacia el año 40, el Apóstol Santiago el Mayor, hermano de Juan e hijo de Zebedeo, comenzó a predicar en Hispania la doctrina de Jesús. Por tierras de la ribera del Ebro viajaba cuando, en una noche de invierno, fatigado, le entraron dudas de si debía continuar o volver a Palestina. Una luz iluminó el ambiente y vio a una mujer que, colocada sobre un pilar, le hablaba dulcemente tratando de consolarle. Santiago reconoció a la madre de Jesús. Le pidió al Apóstol que, en aquel lugar construyera una iglesia que, en la actualidad es una magnífica basílica y lugar de peregrinaciones. La Virgen María, años antes de su asunción gloriosa, vivía en Jerusalén. El Apóstol recobró sus fuerzas y siguió predicando el Evangelio en nuestras tierras. En este día, también nosotros, necesitamos la intercesión de la Virgen, para que el Señor nos fortalezca la fe y ayude en nuestras dificultades.
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