viernes, 18 de agosto de 2017

MASACRE YIHADISTA EN BARCELONA

CON PROFUNDO DOLOR

     A pesar de las horas transcurridas tras el terrible atentado producido en Barcelona todavía me siento afectado por el dolor y la impotencia. Quiero expresar mi solidaridad con las víctimas  y sus familias. Cuando hechos como estos se producen en otros países, tras la impresión inicial, se olvidan fácilmente. Vivimos en una falsa seguridad. Creemos que un desarme moral y social es una vacuna eficaz contra el fanatismo y la intolerancia. Estamos equivocados. Las víctimas de Barcelona deben hacernos reflexionar sobre nuestras propias acciones. No es cerrando iglesias y levantando mezquitas como vamos a conjurar el mal que avanza sin freno por nuestras calles. Podrán matar nuestros cuerpos mortales, pero no doblegar nuestro espíritu y nuestra alma. Soy profundo partidario de un ecumenismo constructivo. Creo en una relación positiva entre quienes practicamos alguna de las tres grandes religiones monoteístas. Musulmanes, judíos y cristianos adoramos a un mismo Dios, aunque le demos distinto nombre. Es necesario un rearme moral que nos ayude a convivir entre diferentes sin abandonar nuestras profundas convicciones. Que cada cual pueda elevar una plegaria a Ala, Jehová o Dios según su credo. Es mi deseo y mi esperanza.

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