La Resurrección de Cristo es un hecho auténtico y un dogma de fe para los cristianos. Realmente, Jesús llamado Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre, con todas sus limitaciones, excepto el pecado. Jesucristo realmente murió y tuvo una muerte atroz. Al tercer día resucitó de entre los muertos. La investigación histórica alcanza el hecho de la Resurrección por dos caminos indirectos: el testimonio de los discípulos sobre las apariciones de Jesús y la fe pascual de los mismos. Según cuenta el evangelista Lucas, varias mujeres que habían seguido al Maestro desde Galilea, el día siguiente al sábado, por la mañana temprano, llegaron al sepulcro con los aromas que habían preparado y se encontraron con que la piedra había sido apartada. Entraron y no encontraron a Jesús. No entendían lo que había sucedido y entonces se presentaron dos varones con ropas resplandecientes: Les dijeron: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí porque ha resucitado". Cuando regresaron del sepulcro contaron todo esto a los once y a todos los demás. La primera reacción fue de incredulidad. Jesús se apareció a sus discípulos en varias ocasiones y quien lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero. Puede ser interesante, conocer un estudio crítico de estos acontecimientos desde otro punto de vista. Quien no tiene fe y se acerca con mente abierta a estos hechos encuentra preguntas, pero también respuestas. Para los romanos, la condena de Jesús por Pilatos y su posterior ejecución no tuvo ningún relieve. Ya en el año 112 AD el historiador Tácito contaba que Nerón castigaba con duras penas a quienes el vulgo llamaba cristianos. Cristo había sido condenado a muerte durante el imperio de Tiberio por el procurador Poncio Pilato. "Esta funesta superstición -decía Tácito- volvía a extenderse no solo por Judea, lugar de origen, sino también por la ciudad de Roma". De lo que podemos deducir que, para historiadores romanos, Cristo existió, fue ejecutado por Pilato y en el 65 AD la fe cristiana se había extendido por el Mediterráneo de Judea a Roma. La vida ha vencido a la muerte. Cristo ha resucitado.
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