Una de las características más importantes de los seres vivos es la posibilidad que tienen de comunicarse. Los seres humanos podemos hacerlo de forma oral y escrita. El lenguaje es el medio de comunicación de los seres inteligentes y lo utilizamos principalmente para expresar sentimientos e ideas. Nuestra sociedad debe apoyarse en el ejercicio del derecho a una información veraz y un conocimiento puntual de los hechos que nos pueden afectar. Pocas veces es posible. Una buena formación moral es necesaria. En nuestros pueblos, se valoraba mucho que dijeran de nuestro vecino o conocido que era un hombre (o mujer) de palabra. En los intercambios comerciales no era necesario un documento escrito. Un apretón de manos y la palabra era suficiente. Los tiempos cambian y no siempre para bien. En la actualidad, sentimos que el fraude, el engaño que se produce con frecuencia, ha erosionado nuestra confianza en personas e instituciones. Esa desconfianza nos paraliza y no siempre está justificada. Naturalmente, debemos dar ejemplo con nuestra propia sinceridad. No apresurarnos en el juicio, ni sacar conclusiones precipitadas es adecuado consejo. Una buena formación moral es necesaria. La capacidad de discernimiento entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, además de una completa información de los hechos y circunstancias nos pueden llevar a un juicio más acertado. Los ciudadanos no podemos quedarnos atrapados por las pequeñas anécdotas de cada día. Miremos al futuro con esperanza. Cuando llegue la hora de la siega, será el momento de separar el trigo de la cizaña. Mientras tanto, la vida nos ofrece muchas posibilidades. Nuestra opinión bien formada puede ser mucho más importante que la de quienes tanto salen en la tele, la radio o en los periódicos. Palabra.
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