¡¡ALELUYA!!
La resurrección de Cristo es un hecho histórico fundamental para la vida de los cristianos. "Si no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe", nos dice san Pablo. Todavía conmovidos por las duras escenas de su pasión y muerte, tras una lenta agonía, nos llega la noticia. Ha resucitado como lo había anunciado. La vida triunfó sobre la muerte. Los discípulos, encerrados en el Cenáculo, presos de temor, ven aparecerse a su maestro que les desea la PAZ. La experiencia es enorme y aquellos hombres se lanzan a las calles para anunciar lo que han visto y oído: Jesús está vivo, está con nosotros. Experiencias de vida, ilusión, alegría de vivir, comprensión, amor, es lo que necesitamos. Cantemos jubilosos. No es tiempo de tristezas. Es el día de la Pascua del Señor. A partir de ese acontecimiento inenarrable, nuestra vida como creyentes adquiere pleno sentido. Cristo se liberó de la muerte y nos liberó a nosotros con la seguridad de nuestra propia resurrección. Ésta es nuestra fe y éste es mi testimonio.
Jesús María Úriz
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