Es evidente para cualquier observador que estamos pasando por momentos muy difíciles que requieren el máximo esfuerzo por parte de todos. El elevado número de personas en paro, que sigue creciendo, es el primer problema nacional. Hay que reconocer que no tendrá una solución satisfactoria hasta que finalicen las reformas necesarias y den el fruto adecuado. Varios procesos electorales en poco tiempo no han ayudado al necesario sosiego. Galicia y el País Vasco han tenido distintos resultados. La victoria del popular Feijóo en Galicia es la muestra de un trabajo bien hecho que va rindiendo buenos frutos. El hundimiento sin paliativos del PSOE tras su estrepitosa derrota en las elecciones generales le ha supuesto encadenar nuevas derrotas. No es buena noticia. España necesita un partido socialdemócrata fuerte que no puede ser el actual Partido Socialista que ha perdido su identidad y un mensaje nacional. La unión de partidos nacionalistas con mensajes extremistas que pretenden recoger los frutos de la falta de libertades de los tiempos de ETA nos produce gran inquietud por el futuro de Euskadi. La democracia necesita que haya demócratas. Parece obvio, pero parece que no lo entendemos. Debemos conseguir que haya unas reglas que todos respetemos. Cataluña es mucho más que un iluminado Artur Mas que para ocultar su fracaso en la gestión del día a día, secuestra las voluntades de los ciudadanos y los convierte en masa sometida a su propio capricho. No nos dice que su oferta de independencia es una manzana podrida, una dictadura en un Estado imaginario. Las elecciones catalanas no pueden convertirse en un plebiscito sino en el apoyo o no a una gestión que afecta a la vida cotidiana, con sus aciertos y errores. No es con manifestaciones que recuerdan a las concentraciones de apoyo a Franco en la Plaza de Oriente como se encuentran soluciones; tampoco con algaradas y acoso a los representantes de la soberanía popular. El PSOE debe definir su posición ante los retos que nos aguardan y elegir bien las compañías que quiere. No puede seguir con la abstención en tantas ocasiones que exigen un claro compromiso. Es la hora de avanzar juntos, de buscar soluciones. Que el egoísmo y la ambición política de unos pocos no trunquen nuestro futuro.
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