domingo, 17 de febrero de 2013

CUARESMA, TIEMPO DE CONVERSIÓN

Con el Miércoles de Ceniza, iniciamos un periodo de cuarenta días de preparación para la celebración gozosa de la Pascua. El comienzo de la celebración de la Cuaresma fue hacia el siglo IV, cuando se buscaba con la oración y la penitencia una profunda renovación de la Iglesia. Es un  tiempo de apertura a Dios y a nuestros hermanos; un tiempo de reflexión sobre nuestra vida como cristianos comprometidos en la transformación, no sólo personal, sino también comunitaria. Estos días, la Iglesia nos exhorta a seguir un camino hacia Cristo con la oración, la escucha de la Palabra de Dios y la realización de obras buenas. Son actitudes para acercarnos más a Dios, del que nos alejamos por el pecado. Estamos viviendo momentos difíciles que nos exigen una gran responsabilidad. En este Año de la Fe, debemos hacer un mayor esfuerzo para trabajar en la transformación de esta sociedad que parece dominada por el pecado. “Convertíos y creed en el Evangelio” es una llamada apremiante que no podemos rechazar. Una fe, no sólo espiritual, sino que podamos trasladarla a nuestra vida personal y comunitaria. Somos como un rebaño de corderos acechados por lobos. Nos acosan, nos hacen acusaciones falsas, nos persiguen, pero no podrán torcer nuestro compromiso con Dios y con nuestros hermanos. Repasemos todas nuestras experiencias para tratar de reconocer nuestros errores y carencias para poder arrepentirnos y así prepararnos de una manera más profunda para la celebración de los misterios pascuales. Esta es nuestra fe y éste mi compromiso.

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