Estamos finalizando el primer Debate sobre el estado de la Nación de la era Rajoy. El balance que podemos hacer, en estos momentos, es que el estado del sistema de partidos políticos es manifiestamente mejorable. El presidente Rajoy se empeñó en darnos esperanzas, que buena falta hacen a una ciudadanía resignada y excéptica. Rubalcaba, unos días antes, quemó sus naves pidiendo de una forma prematura la dimisión del presidente Rajoy. ¿Cómo estuvo el jefe del primer partido de la oposición? Tocado y hundido. Refugiado en un obligado no a todo su intervención fue deslavazada y no desprovista de más de un disparate. No es momento de meternos en la elaboración de una nueva Constitución para servir a los intereses de los socialistas catalanes que parecen más nacionalistas que nadie. No tiene el PSOE un proyecto de futuro para España y ayer pudimos ver que, como en el conocido cuento, Rubalcaba está desnudo. No han sido fáciles ni cómodos los primeros quince meses de gestión del gabinete Rajoy. Luces y sombras en esta España que realmente ha cambiado, espero que para mejor. El paro sigue siendo el principal problema para millones de españoles. Se han tomado y realizado reformas que deben dar resultados positivos si no nos dejamos llevar por la impaciencia. No hubo ayer grandes sorpresas ni anuncios espectaculares. Es momento de que todos arrimemos el hombro dentro de nuestras posibilidades. Más adelante habrá que volver sobre el socorrido tema de la corrupción, real o imaginaria, con el añadido de la pena del telediario, castigo anticipado que no respeta el derecho de defensa de los acusados. Este cronista espera seguir teniendo la confianza que agradece a sus lectores en tantos países del mundo. Estoy a su servicio.
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