domingo, 24 de marzo de 2013

DOMINGO DE RAMOS


 
Hoy comienza la Semana Santa con la festividad del Domingo de Ramos. Recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Acude para celebrar la Pascua con sus discípulos. Un numeroso grupo de personas le aclama con gritos de "Hosanna". Allí estoy mezclado entre ellos. Es un día de fuertes contrastes en la liturgia. De esta forma, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración: la alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en mimesis, imitación de lo que Jesús hizo en Jerusalén, y la austera memoria -anamnesis- de la Pasión que marcaba la liturgia de Roma. Jerusalén y Roma, juntas en nuestras celebraciones. Escuchamos, con silencio y recogimiento, la lectura de la Pasión, un terrible drama que, sucedido hace casi dos mil años, nos sigue conmoviendo de generación en generación. Quizá algunos de los que le aclamaban, pocos días después pedirán su muerte, fruto de la mayor injusticia. Jerusalén, desde el siglo IV, celebra la llegada de Jesús con una procesión multitudinaria. Gustó tanto a los peregrinos que Occidente tiene, en esta procesión, uno de los más bellos momentos de la Semana Santa. Así tenemos la esperanza de tener entre nosotros de forma clara y abierta, a aquél que viene en nombre del Señor. Es el amor de Dios que se manifiesta entre nosotros. Esta es nuestra fe y éste mi compromiso.
 

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