En estas elecciones, la campaña electoral está siendo como una carrera de fondo donde hay que ir midiendo los esfuerzos para no llegar sin fuerzas al sprint final. Ninguno de los candidatos parece estar en condiciones de lanzar un idea novedosa, una solución milagrosa para los problemas que esperábamos que se trataran en estos días finales de la campaña electoral. Las inquietudes de los ciudadanos se están manifestando con claridad estas últimas semanas. El Gobierno saliente aparece desdibujado, dejando la sensación de un vacío de poder. Las cartas ya están echadas en esta partida donde nos jugamos, no ya un futuro incierto por naturaleza, sino el presente más inmediato. Los mercados no son son unos seres malvados sino quienes nos prestan los recursos que necesitamos para devolver los préstamos vencidos y atender las necesidades más inmediatas. Necesitan seguridad de que cumpliremos con nuestros compromisos. Es necesaria una administración rigurosa y la economía debe estar en manos firmes que merezcan nuestra confianza. Es inútil que nos ofrezcan cosas maravillosas que sabemos que no podrán darnos. Queremos sinceridad y trabajo en quienes sean elegidos. Que se pongan el mono de faena y hagan un gran esfuerzo para poner en pie este país que aparece tan deprimido y desorientado. Necesitamos un Gobierno con las ideas claras y la capacidad para llevarlas a cabo. Mientras tanto, es funadamental una alta participación en los comicios y que con responsabilidad acertemos en nuestra decisión. Por el bien de todos.
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